Tengo como mucha información que procesar. Y es difícil pasarlo
todo por la mente, pero más difícil es pasarlo todo por el corazón.
Es difícil pasar por el
corazón los sentimientos que uno a veces no quiere sentir. No sé bien por qué
uno no quiere, quizás a veces es más fácil o más divertido sufrir. A veces es
más fácil ir a lo que uno sabe que le va a hacer mal, porque, qué tal si nos va
bien? Qué pasa si eso que no queremos sentir tiene potencial para convertirse
en un mundo entero? La mejor versión de un mundo. Qué pasa si delante nuestro está lo que siempre quisimos,
pero que según nuestro reloj interno no está correctamente programado para
suceder justo ahí. Algo así como los semáforos mal sincronizados.
Siempre fui de buscar
excusas. Para muchas cosas. Particularmente, siempre para las cosas más
importantes. Las más grandes. Las más
desafiantes (emocionalmente). Y de repente, quise no tener más excusas para
hacer lo que más quería, y se me derribaron varios muros, quedé completamente
sensibilizada, vulnerable ante el mundo. Con ganas de llorar y de reír, y de
querer, y de saltar y de disfrutar, y de abrazar. Con las venas al aire libre,
los sentimientos ahí, para que todos los vean, completamente desnuda y expuesta. Con más ganas de vivir que
nunca. Y qué suerte la mía, que las cosas más lindas se me dieron. Como siempre, en los momentos menos esperados, con las personas menos pensadas. Pero, las cosas lindas no siempre, o al menos en este caso, son del
todo compatibles.
Y acá venís vos. Siempre
dije que cuando el amor no era correspondido, era porque no tenía que ser, y
que entonces esa no era nuestra persona. ¿Por qué? Muy simple, el amor es
siempre de a dos. Como cualquier cosa en la vida, hasta una pelea. El capricho
en cambio sí, es de a uno, sólo le basta con ser alimentado, un poquito, para
dar rienda suelta. Pero qué peligro quedarse siempre ahí. Y qué difícil es
cuando te aparece lo otro: lo real, es como una encrucijada... Y qué miedo
afrontarlo, y ver qué pasa.
Siempre me llevé bien con
las palabras, para casi todo, menos para lo inexplicable. Inexplicable de
repente parar la pelota y decir todo lo que tenés adentro (o parte, porque
mucho siempre me lo guardo, más de lo que parece). Y es increíble como siguiendo
mi propio consejo, eso de decir siempre lo que pasa por dentro, de querer, de
amar, de no tener miedo de lo que te van a decir, de sentir! Siguiendo el consejo de “jugatela,
lo peor que te puede pasar nunca es tan terrible pero lo mejor puede ser
extraordinariamente inimaginable”. Increíble que haciendo eso, se suceden un
montón de cosas que no estaban en mi plan, que no me imaginaba.
Y sí, encuentro muchas
casualidades. Menos una. El momento en el que está pasando, y que porque pase
ahora quizás no pueda tenerlo más conmigo. Ayer me dormí abrazándolo. Y debo
confesar, que a pesar de sentirme tan querida, solté unas lágrimas de tristeza.
Porque tengo miedo, mucho. Hace rato no tengo tanto miedo, miedo de que no me
quiera igual, miedo de perderlo, de no encontrarnos, miedo de no ser tanto.
Miedo. Porque no quiero dejarlo nunca, no quiero que me deje nunca. No quiero
soltarlo nunca, ni que me suelte. Quiero dormirme todos los días con él.
Despertarme con él todas las mañanas. Que me prepare el desayuno. Dejarlo tocar
la guitarra mientras duermo la siesta o miro la tele. Abrazarlo cada vez que
llega, que llego, que se va, que voy, que vuelvo. Quiero enojarme por algo, y
desenojarme con dos palabras tontas. Quiero que me de un beso todos los días.
Quiero verlo triste, contento, feliz, cansado, alegre, enojado, simplemente quiero verlo.
Pero por sobre todas las cosas quiero que me quiera, que me quiera con locura.
Y también quiero, que sea mí para siempre. Quiero llevarlo conmigo. Quiero
volver con él.
2 comentarios:
Solo desear que todo eso que queres, también lo quieran para vos!!! Me cayó lagrimita...Te quiero! :)
Gracias ♥ Derramando lágrimas. Te quiero!
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