22 mayo, 2015

Meses

Qué feo que es sentir el corazón roto. No sé, es increíble como a veces llegan algunas personas a nuestra vida en momentos completamente inesperados, y te roban la respiración. Sí, así, tan simple como eso. Hacen que tu corazón literalmente salte un latido (skip a beat suena mejor), que te quedes sin aliento. Todo eso que sentís cuando tenés 15 por casi cualquier cosa que te genera emoción (esa gran habilidad que tenemos cuando somos más chicos de sentir intensamente y que me cuesta tanto dejar en hábitos pasados). Y también, así como así, pasan cosas, situaciones, momentos, que los separan. 

Tuve la esperanza en algún lugar de mi corazón y la convicción de que me enamoré de la persona correcta, pero quizás en el momento equivocado de nuestras vidas. Y me pasa que a veces no sé si lo extraño por lo que fuimos, por lo que quise, o por lo que nunca existió. Es que el amor es de a dos y acá era uno solo.

Ayer leí en algún lado que con el primer amor se quiere más. Pero en los otros se quiere mejor. Yo no sé si nunca más voy a amar como la primera vez, porque sé que tengo una gran capacidad para el amor (y muchas veces siento que quiero y que siento más que la gente promedio)... Pero se fue, y estuve acá muchos meses. Flotando. Tratando de olvidarme, sí, por qué no intentar? Pero no, no pude. Todo en mi vida siguía girando en torno a su fecha de regreso... Y unos días antes del reencuentro escribí un texto que me encanta, que me encanta porque creo que lo dejo todo ahí, a mi manera. Pero que a la vez es triste, porque el final estaba escrito. Y a veces son tan fuertes, tan inmesas las ganas, el querer, la esperanza... que aunque esté todo ahí uno no logra verlo y no logra resguardarse, ni protegerse. 

Y sí, a veces es injusto como uno puede querer tanto a alguien y no ser correspondido. Y sí, es injusto como pasa el tiempo y sentir el corazón roto durante meses, y meses, y meses. Pero tengo fé. 

El final antes del final, está por acá: http://bit.ly/1egiWFD