07 septiembre, 2015

Pasar por el corazón


Tengo como mucha información que procesar. Y es difícil pasarlo todo por la mente, pero más difícil es pasarlo todo por el corazón. 

Es difícil pasar por el corazón los sentimientos que uno a veces no quiere sentir. No sé bien por qué uno no quiere, quizás a veces es más fácil o más divertido sufrir. A veces es más fácil ir a lo que uno sabe que le va a hacer mal, porque, qué tal si nos va bien? Qué pasa si eso que no queremos sentir tiene potencial para convertirse en un mundo entero? La mejor versión de un mundo. Qué pasa si delante nuestro está lo que siempre quisimos, pero que según nuestro reloj interno no está correctamente programado para suceder justo ahí. Algo así como los semáforos mal sincronizados. 

Siempre fui de buscar excusas. Para muchas cosas. Particularmente, siempre para las cosas más importantes.  Las más grandes. Las más desafiantes (emocionalmente). Y de repente, quise no tener más excusas para hacer lo que más quería, y se me derribaron varios muros, quedé completamente sensibilizada, vulnerable ante el mundo. Con ganas de llorar y de reír, y de querer, y de saltar y de disfrutar, y de abrazar. Con las venas al aire libre, los sentimientos ahí, para que todos los vean, completamente desnuda y expuesta. Con más ganas de vivir que nunca. Y qué suerte la mía, que las cosas más lindas se me dieron. Como siempre, en los momentos menos esperados, con las personas menos pensadas. Pero, las cosas lindas no siempre, o al menos en este caso, son del todo compatibles.

Y acá venís vos. Siempre dije que cuando el amor no era correspondido, era porque no tenía que ser, y que entonces esa no era nuestra persona. ¿Por qué? Muy simple, el amor es siempre de a dos. Como cualquier cosa en la vida, hasta una pelea. El capricho en cambio sí, es de a uno, sólo le basta con ser alimentado, un poquito, para dar rienda suelta. Pero qué peligro quedarse siempre ahí. Y qué difícil es cuando te aparece lo otro: lo real, es como una encrucijada... Y qué miedo afrontarlo, y ver qué pasa.

Siempre me llevé bien con las palabras, para casi todo, menos para lo inexplicable. Inexplicable de repente parar la pelota y decir todo lo que tenés adentro (o parte, porque mucho siempre me lo guardo, más de lo que parece). Y es increíble como siguiendo mi propio consejo, eso de decir siempre lo que pasa por dentro, de querer, de amar, de no tener miedo de lo que te van a decir, de sentir! Siguiendo el consejo de “jugatela, lo peor que te puede pasar nunca es tan terrible pero lo mejor puede ser extraordinariamente inimaginable”. Increíble que haciendo eso, se suceden un montón de cosas que no estaban en mi plan, que no me imaginaba.


Y sí, encuentro muchas casualidades. Menos una. El momento en el que está pasando, y que porque pase ahora quizás no pueda tenerlo más conmigo. Ayer me dormí abrazándolo. Y debo confesar, que a pesar de sentirme tan querida, solté unas lágrimas de tristeza. Porque tengo miedo, mucho. Hace rato no tengo tanto miedo, miedo de que no me quiera igual, miedo de perderlo, de no encontrarnos, miedo de no ser tanto. Miedo. Porque no quiero dejarlo nunca, no quiero que me deje nunca. No quiero soltarlo nunca, ni que me suelte. Quiero dormirme todos los días con él. Despertarme con él todas las mañanas. Que me prepare el desayuno. Dejarlo tocar la guitarra mientras duermo la siesta o miro la tele. Abrazarlo cada vez que llega, que llego, que se va, que voy, que vuelvo. Quiero enojarme por algo, y desenojarme con dos palabras tontas. Quiero que me de un beso todos los días. Quiero verlo triste, contento, feliz, cansado, alegre, enojado, simplemente quiero verlo. 

Pero por sobre todas las cosas quiero que me quiera, que me quiera con locura. Y también quiero, que sea mí para siempre. Quiero llevarlo conmigo. Quiero volver con él.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Solo desear que todo eso que queres, también lo quieran para vos!!! Me cayó lagrimita...Te quiero! :)

Unknown dijo...

Gracias ♥ Derramando lágrimas. Te quiero!