
Me acuerdo de ese
día que volvíamos a casa por Juan B. Justo... vos manejabas, andá a saber
de qué hablábamos... nuestras charlas eran más lindas últimamente, y te lo
dije, te dije que te quiero, te sonreíste, y no me miraste ni por un segundo,
seguiste manejando. Y te dije con mi tono de nena caprichosa e indignada entre
medio de unas sonrisas: - Te dije que te quiero, decime que me querés! Te reíste
y me contestaste con un rotundo no, te volviste a sonreír inmediatamente
después. Y te contesté riéndome: te estoy rogando que me digas que me
querés y no me lo vas a decir? Te volviste a reír sin mirarme, y esta no era
una risa o sonrisa de esas falsas que ponías para las fotos (salías en todas
igual), era genuina. Y creo que hace poco me di cuenta de que siempre me sonreías
genuinamente a mi. Me volviste a decir que no. Pero esa sonrisa que
tenías era de felicidad, porque te dije lo que ya sabías, no? Que te quiero.
Era de alegría y de complicidad, para molestarme porque no me ibas a
decir te quiero nunca, pero los dos sabíamos. Me costaba, pero a veces lo
intentaba. Creo que ahora sé que vos también lo intentabas, pero a tu manera.
Y ahora, me
pregunto infinidad de cosas. Empezando por saber cómo te desahogás con alguien
que ya no está? ¿Cómo le expresás todo lo que te quedó adentro? ¿Cómo le
mostrás que lo extrañás, que lo necesitás? ¿Cómo sentís ese abrazo que ya no
te pueden dar? ¿Cómo evitás el miedo, la tristeza y la melancolía de algún día
olvidarte de su rostro, de su aroma, de su voz, de su sonrisa, su mirada?
¿Algún día tendré respuesta para todas las preguntas que me hago, cada día,
desde antes de que te fueras? ¿Algún día nos encontraremos? Allá arriba, acá,
donde sea...
Lo más
lindo que alguien me dijo
sobre nosotros, es que nos habíamos perdonado. Sin
pedirnos perdón, sin decirnos te perdoné. Esa mirada tan triste que tenías, en la que yo veía una profundidad que nunca antes vi... Será que supiste
antes que nosotros todo lo que iba a pasar? No importa... Me regalaste algo tan
lindo, cada vez que yo llegaba, tu mirada se iluminaba, TANTO. Creo que fue la
primera vez que sentí o me di cuenta de que alguien me miraba con amor, y qué
lindo tu amor viejo! Tan cálido, pero tan tarde... Tan tarde me di cuenta de
todo lo que nos queríamos.
A veces, supongo, no hace falta decir tanto... Pero sí, pararnos en los pequeños detalles, que son de los más lindos. Perdón por nunca decirte que te amo. Perdón por nopoder querer dejarte ir. Perdón por no parar antes.
A veces, supongo, no hace falta decir tanto... Pero sí, pararnos en los pequeños detalles, que son de los más lindos. Perdón por nunca decirte que te amo. Perdón por no